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Mapa Mental es sinónimo de creatividad, es la forma del cerebro pensante para organizar la información, ya que permite la producción y asociación de ideas en una estructura creciente y ordenada, así mismo, amplía los horizontes de percepción favoreciendo la atención y desarrollando la capacidad de comprender; deja que la mente actúe con plena libertad, es como una chispa para encender la creatividad y estimula la motivación impulsando el deseo de continuar hasta alcanzar las metas, es decir, materializar las ideas y crear, organizando el pensamiento.
El mapa mental: es un método que permite estudiar y planear casi cualquier cosa de manera rápida, infalible y creativa. También sirve para organizar juntas, estudiar, proyectar, memorizar presentaciones, etc.
Los esquemas de los mapas mentales, según la definición de Buzan (2002), “. . . son una poderosa técnica gráfica que nos ofrece una llave maestra para acceder al potencial del cerebro y que se puede aplicar a todos los aspectos de la vida, de tal manera que una mejoría en el aprendizaje y una mayor claridad de pensamiento puedan reforzar el trabajo de los seres humanos”.
Instrumentos de este tipo, de mayor o menor eficacia, siempre han existido (De Bono, 1991). Es interesante la forma en que grandes personajes de las ciencias o las artes han hecho notas de sus proyectos, reflexiones o sueños. Particularmente significativos, son los apuntes de Leonardo, Picasso, o Einstein.
Nosotros mismos, en nuestra etapa escolar, profesional o en la vida diaria, hacemos uso de los resúmenes en nuestros cuadernos, de los “acordeones”, los cuadros sinópticos, la lista de compras del supermercado, los organigramas, los diagramas de flujo o las rutas críticas, por mencionar algunos. ¿Qué es entonces lo que hace especial a la técnica de los mapas mentales?
Las cualidades de los hemisferios cerebrales y los Mapas Mentales.
Quizás nos preguntemos las causas de las limitaciones de la mayoría de nuestros actuales métodos gráficos de organización de datos o ideas (los apuntes de clase, los resúmenes, los cuadros sinópticos, los enlistados de temas).La respuesta es contundente: todos ellos solamente utilizan las habilidades de uno de los hemisferios cerebrales, el izquierdo, y desperdician el enorme potencial que proviene de las cualidades del lado derecho.
Como mencionamos anteriormente, en el hemisferio izquierdo de nuestro cerebro se concentran funciones que tradicionalmente son identificadas como racionales, lógicas o de control: la verbalización, que utiliza palabras para nombrar, describir o definir; la capacidad analítica, que soluciona las cosas paso a paso; la capacidad simbólica, que se sirve de símbolos para representar algo, como letras para los sonidos, palabras para designar cosas o signos numéricos para cantidades de cosas; la temporalidad o secuencialidad, que lleva cuenta del tiempo y ordena las cosas en sucesión, una tras otra; la linealidad, que piensa en función de líneas encadenadas, de modo que un pensamiento sigue directamente a otro.Si observamos bien, veremos reflejadas todas estas funciones en los métodos convencionales que hemos señalado como inoperantes y aunque aquellas son procesos fundamentales del pensamiento, no son capaces, en la casi totalidad de los casos, de hacer más organizadas y productivas las notas que expresan nuestras ideas, pues su presentación es dispersa, inconexa, aburrida, desmotivante y genera una perdida de tiempo.
Este tipo de esquemas no son un estimulo creativo para el cerebro, dificultan el recuerdo y oscurecen los asuntos verdaderamente importantes.¿Qué es entonces, lo que hace falta a los esquemas tradicionales de organización de ideas? La falla más común es la carencia de elementos visuales atractivos y una disposición y presentación de los conceptos básicos que los resalten y ayuden a estimular la imaginación, la memoria y la comprensión de sus relaciones como un todo.En síntesis, les faltan justamente los componentes derivados de las habilidades de percepción y manejo de información que aporta el lado derecho del cerebro (Edwards, 2000).
Para que un esquema permita el máximo aprovechamiento de nuestros pensamientos e ideas, debería contar con las siguientes características: en primer lugar, identificar y destacar el tema principal que se esta abordando y sus componentes básicos (conceptualización, facultad del hemisferio izquierdo), que serían presentados con elementos gráficos, imágenes y colores (hemisferio derecho), y utilizando el menor numero posible de palabras (síntesis, hemisferio izquierdo), agrupados en categorías y jerarquizados (hemisferio izquierdo), y dispuestos espacialmente (hemisferio derecho), de tal manera que se puedan observar sus relaciones parciales (detalles, hemisferio izquierdo), y totales (hemisferio derecho), que faciliten su análisis (hemisferio izquierdo), y permita el descubrimiento de relaciones no obvias que estimulen la imaginación, la comprensión y la creatividad (hemisferio derecho), y la obtención de mejores conclusiones (hemisferio izquierdo), que se concreten en palabras escritas, habladas o en planes de acción (hemisferio izquierdo).En conclusión, la máxima utilización del potencial de nuestros dos hemisferios cerebrales trabajando de manera conjunta debiera ser el objetivo principal de cualquier herramienta que pretenda ayudar a acceder de manera eficaz a los contenidos de la mente. Esta es, justo, la razón de ser de la técnica.
Video explicativo de los Mapas Mentales (Ingles):
Algo importante es que al utilizar los mapas mentales, estamos estimulando y desarrollando el hemisferio derecho del cerebro, el creativo.